Maridaje de vino y queso
Es hora de acabar con las creencias populares: nuestra primera recomendación sería un maridaje Bleu d’Auvergne y vino blanco. Un blanco dulce como el Montbazillac, o el Pineau des Charentes, por ejemplo. ¡Atención, que sea dulce, no licoroso! Si opta por un blanco más seco, hay que elegirlo afrutado. Por supuesto, el maridaje del vino con el Bleu d’Auvergne puede hacerse perfectamente con vinos rosados: Al igual que el vino blanco, el rosado no tiene ningún tanino* que reaccione mal con el Penicillium Roqueforti del Bleu d’Auvergne. Nuestro consejo sería por tanto un maridaje de vino y queso con un Cabernet d’Anjou semi-seco, o, para mantener la alianza regional, con un Corent, un vino de Auvernia poco conocido pero muy agradable.
También se puede realizar un maridaje de vino y queso con un vino dulce natural, como el Maury, pero también con ciertos vinos tintos ambarinos, como el Rasteau dulce de Côtes du Rhône, muy poco conocido. En general, muchos vinos dulces naturales dan buenas sorpresas en maridaje con el Bleu d’Auvergne.
Pero también podemos imaginar otras asociaciones distintas del maridaje vino y queso en sentido estricto. Existen otras bebidas que se prestan a ello, sobre todo con el Bleu d’Auvergne. Efectivamente, los alcoholes de frutas son interesantes. En particular el aguardiente de pera, que se asocia perfectamente con el Bleu d’Auvergne. Asimismo, el Pommeau de Normandie supone una agradable alianza con la pasta azul. ¡También puede probar la experiencia con un zumo de ruibarbo fermentado o una cerveza ambarina ligeramente dulce!
*Tanino: Se trata de una combinación de glucosa y de ácido tánico. Los taninos son imprescindibles en los vinos, ya que actúan sobre el color. Los vinos ricos en taninos son más resistentes a ciertas enfermedades o defectos, lo que les permite conservarse más tiempo.